El general reptil creó a su consorte, a imagen y semejanza de la poderosa del norte.
La proyectó a los cuatro vientos, y así ambos se fueron alimentando del sur, de manera despiadada, encubierta, mediática.
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Los cuatro vientos se dieron cuenta de ello.
La poderosa del norte comenzó a llorar, y su imagen perdió poder.
El general reptil fue destronado por el caos.
Un léon disfrazado de liebre lo reemplazó por 2 horas,
y finalmente, por los siglos de los siglos, la víbora albina (que es negra) se hizo cargo del poder.
Forever, enever.
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El tramposo triunfó otra vez.
Sus trampas son más efectivas que las del general.
Más despiadadas, más encubiertas, menos mediáticas.
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Y así termina esta historia,
de libertad.
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